Sin
futuro
Sus caminos se cruzaron en el puerto de Estambul: se
miraron y Cupido hizo el resto. Conocieron la ciudad cogidos de la mano,
compartieron todas las noches, bebieron de la misma copa y lloraron
desconsoladamente ante lo imposible de su amor. El romance duró lo que las
vacaciones. Volvieron sabiendo solo una palabra en el idioma del otro: él
repetía “Chus”, ella “Adiós”.
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